Adiós al otoño
Abrumada por estos edificios enormes, rodeada de concreto y asfalto, decido irme a las montañas. Los pulmones en Shanghai te piden, de vez en cuando que los saques a pasear, la tos es la primera señal, el cansancio lo segundo. Unos culpan a las ciudades del norte, diciendo:
“Esas sí son las que contaminan y el viento trae la polución, nosotros no.”
Otros comentan: “Los automóviles no emiten tantos gases, son otras cosas.”
Excusas baratas que nos exigen salir de la metrópolis gris en desesperada peregrinación por lo verde.
En la montaña de Tianmu se celebra que estos árboles enormes todavía existen en la China industrializada y están protegidos por el gobierno. |
Esta vez es la montaña de Tianmu, que por la época del año, otoño, y por el cambio de color en las hojas de los árboles, recibe mucho turismo. De resto, está desolada como los ríos que vamos dejando atrás.
El mundo occidental no se imagina que dentro de China pueda existir un paisaje más hermoso que este. El cambio de estación llena las montañas de colores amarillos, naranjas, verdes y marrones. Con aire frío, fresco y limpio. Noches negras y de luna llena.
El grupo
Entre el gentío que se monta en el autobús hay muchas caras familiares e historias que ya me suenan comunes: educadores que llegaron a China para pagar los créditos que tiene en sus países y reubicaciones de empresas extranjeras que fabrican en el gigante comunista. Sin embargo, hay dos caritas morenas y sonrisa bonachona, que buscan pasar desapercibidos entre la multitud.
Diferentes al resto, se esconden de las miradas en el fondo del autobús o caminando más lento.
Llegan temprano al desayuno y se van de primeros en la cena. Ellos son Arun y Vishnu, vienen desde el sur de la India para trabajar en las empresas de automóviles en China y pasar un poco de dinero a las esposas y niñas que dejaron en casa.
La hija de Vishnu, tiene solo 3 meses y él cuenta los días para verla otra vez. A pesar de que su historia es triste, él no muestra ni una onza de desazón. Te enseña con mucho amor las fotos de Praguia, que en indú significa sabiduría y repite conmigo la palabra en castellano diciendo: SA - BI - DU - RIA. Dice que él tiene suerte de estar en estas montañas viendo el cambio de estación, porque cuando vuelva a casa, podrá mostrarle a su pequeña todo lo que ha visto.
En esta foto sale Arun, arriba con suéter azul y Vishnu, sentado y con suéter rojo. |
Después de escucharlo con atención, me pregunta: when are you going to be marry? Me hace gracia la forma en la que formula su inquietud. No hace referencia a algo ofensivo ni malintencionado, es realmente una pregunta sincera y sin doble intención. Creo que se imagina una respuesta concreta como: en mayo o en el 2021.
Hago una pausa para pensar en cómo explicarle. Confieso que la pregunta me tomó por sorpresa. Le respondo que no creo que me case y pela los ojos como un búho, mientras abre un poco la boca con disimulo. Al verle su carita de vergüenza, le digo que hace tiempo que no me hago esa pregunta, que ahora que él me la hace tan de frente, me ha puesto a pensar y que sin duda, no está en mis prioridades. Me mira un poco extrañado, pero lo deja pasar. Nos toca bajarnos del autobús, y a Vishnu le da una grata sensación de alivio cuando nos unimos al resto del grupo y dejamos de hablar del tema.
La espiritualidad
Arun, por su parte, no deja de hablarme de su religión y de cómo el Dios al que le reza, vive en él.
Él no cree en un Dios superior que está en los cielos, dice que Dios toma dos formas dentro de nuestro cuerpo, de hecho, divide nuestro ser en dos hemisferios: Shiva, quien gobierna la conciencia y Sakthi, que controla las energías y nos ayuda a controlarnos ante las tentaciones.
En definitiva, me dice: si Dios vive en nosotros, la responsabilidad de portarnos bien o mal es sólo nuestra. Somos los dueños de las acciones que realizamos, conscientes de la vida que llevamos y por ello debemos actuar en concordancia con aquello que creemos bueno o malo.
El templo de Chan Yuan se encuentra escondido entre las montañas de Tianmu |
El regreso
Así despedimos el otoño, hablando de lo que extrañamos, de lo que nos parece curioso de los chinos. Siendo críticos con nuestra vida, con las personas a las que conocemos, preguntando y preguntándonos: ¿a dónde nos llevará esta vida nómada?
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